
Acabada la primera gran batalla, que más bien pareció un trámite por parte de ambos equipos, podemos apreciar varias reflexiones de ese 1-1 final. A pesar de que ninguno hizo un gran partido, vimos dos bandos bastante igualados en los que se divisaba facilmente la táctica a seguir por cada uno desde el minuto uno. El Barça jugó a lo de siempre, al toque y a mover el balón; (por cierto, dieron la sorpresa con la alineación de Puyol como titular, quien tuvo que abandonar el campo en camilla con molestias otra vez en el minuto 58 de partido) mientras que el Madrid, que cambió su sistema habitual con Pepe en el centro del campo formando un trivote con Xabi Alonso y Khedira, jugó a lo que mejor se le da, al contragolpe, a lo que tanto alababa el día anterior Guardiola al hablar del rival. Así transcurrió el primer tiempo con cada equipo jugando a lo suyo, o mejor dicho intentando jugar a lo suyo, ya que ambos fueron una sombra de lo que suelen ser, jugando con poca intensidad, midiéndose. Esa es la sensación que dejaron, la sensación de que este partido fue, como decía al principio, un trámite en el que ambos, culés y merengues, tantearon el terreno. Les valía el empate y se vio.
Decía que en la primera parte se vio un partido en el que cada uno jugaba a lo suyo con falta de intensidad por ambos lados, lo que se reflejó en el marcador que acabó 0-0. Pues bien la segunda parte fue otra cosa, ambos empezaban igual, con su táctica y sus intenciones muy claras, pero a los seis minutos Muñiz pitó un penalti de Albiol a Villa que le valió la tarjeta roja (se perderá la final de Copa el miércoles) y que Messi transformó en el 0-1. Primer golpe asestado por parte de los troyanos, pero los griegos no estaban dispuestos a salir derrotados una vez más y no se vinieron abajo. Los culés, haciendo gala de esa poca intensidad de la que hablábamos, se lo pusieron un poco en bandeja a los blancos que, con uno menos en el campo y coincidiendo con la entrada de Özil, apelaron a la heroica y jugaron mejor empatando tras un penalti de Alves a Marcelo, al que no le sacaron la segunda amarilla que habría supuesto su expulsión, y que se encargó de transformar Cristiano.
Ya con nueve minutos por delante más el descuento, ambos tuvieron oportunidades de rematar al contrario pero ninguno lo aprovechó, y esto acabó como empezó. O no, ya que la tensión de la que hablábamos en el anterior post, se ha multiplicado aún más tras este partido en el que pudimos ver a un Madrid guíado por Pepe, duro durante todo el partido; y a un Barça que perdió los papeles al final al ver como se le escapaba la victoria, lo que quedó reflejado en una fea acción del siempre calificado como tranquilo, Messi, que pegó un balonazo al público del Bernabéu sin que el árbitro tomara medidas. No me quiero ni imaginar la que se habría montado si dicho balonazo lo lanza Cristiano...
En definitiva, primer partido descafeinado, que sólo ha servido para verse las caras y calentar los choques posteriores, esperemos que para que veamos más fútbol y más intensidad por parte de ambos equipos.
Decía que en la primera parte se vio un partido en el que cada uno jugaba a lo suyo con falta de intensidad por ambos lados, lo que se reflejó en el marcador que acabó 0-0. Pues bien la segunda parte fue otra cosa, ambos empezaban igual, con su táctica y sus intenciones muy claras, pero a los seis minutos Muñiz pitó un penalti de Albiol a Villa que le valió la tarjeta roja (se perderá la final de Copa el miércoles) y que Messi transformó en el 0-1. Primer golpe asestado por parte de los troyanos, pero los griegos no estaban dispuestos a salir derrotados una vez más y no se vinieron abajo. Los culés, haciendo gala de esa poca intensidad de la que hablábamos, se lo pusieron un poco en bandeja a los blancos que, con uno menos en el campo y coincidiendo con la entrada de Özil, apelaron a la heroica y jugaron mejor empatando tras un penalti de Alves a Marcelo, al que no le sacaron la segunda amarilla que habría supuesto su expulsión, y que se encargó de transformar Cristiano.
Ya con nueve minutos por delante más el descuento, ambos tuvieron oportunidades de rematar al contrario pero ninguno lo aprovechó, y esto acabó como empezó. O no, ya que la tensión de la que hablábamos en el anterior post, se ha multiplicado aún más tras este partido en el que pudimos ver a un Madrid guíado por Pepe, duro durante todo el partido; y a un Barça que perdió los papeles al final al ver como se le escapaba la victoria, lo que quedó reflejado en una fea acción del siempre calificado como tranquilo, Messi, que pegó un balonazo al público del Bernabéu sin que el árbitro tomara medidas. No me quiero ni imaginar la que se habría montado si dicho balonazo lo lanza Cristiano...
En definitiva, primer partido descafeinado, que sólo ha servido para verse las caras y calentar los choques posteriores, esperemos que para que veamos más fútbol y más intensidad por parte de ambos equipos.
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